El demonio en la pared
Mi relación con los médicos no ha prosperado jamás, ni creo que mejore en los próximos años. Todavía no he padecido una enfermedad que no haya logrado superar con un poco de coraje y una botella de licor. Suena primitivo, lo sé, pero no me avergüenza. ¿Cómo he podido oponer mi bárbara aversión a una ciencia que ha progresado con denuedo semejante? No importa si la medicina es incapaz de curar el cáncer o la eyaculación precoz de los mexicanos (ésta última ya una cuestión de salud pública), de todos modos casi nadie pone en duda sus importantes avances (financieros, por supuesto): en la actualidad el médico se parece más a un corredor de bolsa que a un misionero samaritano.
No sé si prefiero ponerme en manos de los médicos o lanzarme a los brazos de la muerte. Lo segundo es mucho más digno, pero no vive uno para presumirlo. Cuando escucho decir a las personas que tienen una cita con el médico experimento una extraña sensación de tristeza. ¿De modo que estos seres tienen intenciones de continuar viviendo entre nosotros? Cuánto me gustaría disuadirlos de sus propósitos, pero es imposible porque tomarían mis palabras por los argumentos de un loco. Nadie conserva en estos días el carácter suficiente para vivir tan sólo unos cuantos años. Como si se necesitaran más de treinta para darse cuenta de que aún doscientos años de vida nos serían insuficientes. Y por si fuera poco son los más feos, los seres más desagradables quienes acuden puntualmente a su cita con el médico. Con un mes de anticipación la menos agraciada de mis tías hace cita con su médico de cabecera, pues sospecha que durante el transcurso de ese mes acumulará suficientes males para justificar la consulta.
Pocas personas consiguen establecer una amistad decorosa con sus enfermedades. La mayoría prefiere la guerra. En cuanto una enfermedad asoma la cara, el enfermo corre como una liebre al médico. Todos tenemos miedo de nuestro cuerpo y necesitamos silenciarlo: es uno de nuestros peores enemigos. Así las cosas, ni siquiera dudamos en aceptar cuando un médico toma la decisión de abrirnos en dos como a una rana. Aceptamos gustosos el diagnóstico y nos tiramos panza arriba sobre el quirófano. No me extrañaría que un estudio minucioso de estas cuestiones nos revelara que la mayor parte de las operaciones son innecesarias, motivadas por afanes de lucro, impaciencia, ausencia de alternativas, sospechas infundadas, pero sobre todo a causa de la morbosa pasión de los médicos por entrometerse en nuestros cuerpos: espías adictos que no conocen más que una sola ruta. Espías, enemigos que desean progresar a nuestras costillas. No me parece errado el escritor Peter Sloterdijk cuando dice que el médico pinta con una mano el demonio en la pared y con la otra nos opera. En definitiva, prefiero una botella de licor para llevarme a la tumba que morirme en medio de una cirugía.
No sé si prefiero ponerme en manos de los médicos o lanzarme a los brazos de la muerte. Lo segundo es mucho más digno, pero no vive uno para presumirlo. Cuando escucho decir a las personas que tienen una cita con el médico experimento una extraña sensación de tristeza. ¿De modo que estos seres tienen intenciones de continuar viviendo entre nosotros? Cuánto me gustaría disuadirlos de sus propósitos, pero es imposible porque tomarían mis palabras por los argumentos de un loco. Nadie conserva en estos días el carácter suficiente para vivir tan sólo unos cuantos años. Como si se necesitaran más de treinta para darse cuenta de que aún doscientos años de vida nos serían insuficientes. Y por si fuera poco son los más feos, los seres más desagradables quienes acuden puntualmente a su cita con el médico. Con un mes de anticipación la menos agraciada de mis tías hace cita con su médico de cabecera, pues sospecha que durante el transcurso de ese mes acumulará suficientes males para justificar la consulta.
Pocas personas consiguen establecer una amistad decorosa con sus enfermedades. La mayoría prefiere la guerra. En cuanto una enfermedad asoma la cara, el enfermo corre como una liebre al médico. Todos tenemos miedo de nuestro cuerpo y necesitamos silenciarlo: es uno de nuestros peores enemigos. Así las cosas, ni siquiera dudamos en aceptar cuando un médico toma la decisión de abrirnos en dos como a una rana. Aceptamos gustosos el diagnóstico y nos tiramos panza arriba sobre el quirófano. No me extrañaría que un estudio minucioso de estas cuestiones nos revelara que la mayor parte de las operaciones son innecesarias, motivadas por afanes de lucro, impaciencia, ausencia de alternativas, sospechas infundadas, pero sobre todo a causa de la morbosa pasión de los médicos por entrometerse en nuestros cuerpos: espías adictos que no conocen más que una sola ruta. Espías, enemigos que desean progresar a nuestras costillas. No me parece errado el escritor Peter Sloterdijk cuando dice que el médico pinta con una mano el demonio en la pared y con la otra nos opera. En definitiva, prefiero una botella de licor para llevarme a la tumba que morirme en medio de una cirugía.
Muy cierto, el juramento hipocrático sólo se ha converido en un bonito recuerdo estudiantil, pues la mayoría de los médicos únicamente persiguen lo que mucha gente persigue en la actualidad: el dinero.
1:03 a.m.
Yo siempre recomiendo en casos de necesitar servicios médicos o legales, mínimo contar con tres opiniones, para sacar nuestra propia conclusión.
Un saludo y salud...!
10:44 a.m.
Fandanello:
Llevo años buscandote; desde que veia como te empedabas en el "9" en la sana compañia de la perra de 9 chichis,chanclò, el mongo y demas "eficientes burocratas";seguramente hay una prolifica cantidad de cabrones que te escriben para lo mismo pero quiero que leas mis cuentos a ver si es posible que vean la pinche luz, mi correo es axelsadac17@hotmail.com, ojalà y me pongas una direccion donde dejartelos acompañados de un sabroso anìs Mico (La Bebida que realmente te energiza).
Espero que no me dejes chiflando solo en tu ventana para invitarte al fut.
Axel Sadac
2:20 p.m.
Asegún lo que se mira, debería empezar mi comentario con un halago. Nones. Di con este blog por mera casualidad y me late. Cierto: los médicos están de la rechingada, hace años que no visito a uno. Prefiero las cantinas del centro y el agüita milagrosa de cebada
8:57 a.m.
La vida de un autor tiene sus conflictos, es un diario vivir en el quirófano. Te sangran y sangras, te canalizan y te desenchufas, te mueres y revives. cada día.
Es delicioso esto de darse a la compleja existencia, cuando uno pudiese vivir una existencia más tranquila, sin alcohol, drogas o marañas emocionales... Lo cual resultaría aun más aburrido.
No. Prefiero escribir y no suicidarme. Después de todo con cada libro muere algo en mí. Y siempre he sido remisa.
Saludos, Fadanelli.
K.Falcón
nightkind_fee@yahoo.com.mx
2:11 p.m.
Lo que pasa es que todos nos hemos convertido en Cyborgs, no podemos vivir sin algo artifical en nuestreo cuerpo, la tecnologia nos aleja cada vez mas de lo natural, y algunos encuentran cierto orgullo en mostrar alguna cicatriz post-operatoria, como una manera de autocompadecerse.
Hay una bebida en especifico, los chuchupastes (sotol curado con la ya mencionada raiz), eso si es medicinal, en la sierra de Chihuahua la usaban con alcohol para curar las heridas... yo me los tomo
9:19 a.m.
El 2005 fue mi año invicto de no pisar hospital o clinica alguna...
Creo que el 2006 no será tan bondadoso conmigo...
Un placer leer tus letras. Saludos!
7:57 a.m.
Me querían quitar un huevo hace tiempo. Fui a al urólogo para ver qué pedo. Me apretó el testículo derecho y me preguntó "¿Te duele?", yo dije que no, y entonces apretó de nuevo aún más fuerte y volvió a preguntar "¿Te duele?"; en dolor dije sí y el cabrón susurró casi imperceptiblemente, "No que no", y que tenía una semana para quitármelo, que llenara las fórmulas y que en chinga. Sude frío y mi escroto parecía autodefenderse porque endureció. Fui con otro médico. Al hacer lo mismo y preguntar si me dolía le dije "sólo cuando me aprietan, doctor". Me salvé. El otro güey hasta me había dicho que no importaba, que hay unas prótesis bien bonitas.
10:11 p.m.
Saludos, Fadanelli.
¿Volverás a Horas de junio en Hillo.?
4:07 a.m.
qué pedo willy. saludos desde tj, te escribe el reyna. el guey de la pedota hasta las 8 d ela mañana en el bar de la condesa donde mataron a un guey una semana despues de nuestra borrachera. tu e mail se me perdio locochon. se lo pido al yepez. sopas.
4:08 a.m.
por cierto, que hueva de puterías te escribe la gente por aquí.
12:59 a.m.
Jaja, iba a escribir algo pero ya me intimidó el comment que me antecede. Chale. Mejor me voy.
5:08 p.m.
Pues no estoy de acuerdo, creo que gracias a la ciencia tenemos un nivel de vida mucho mejor que hace décadas, además de que la labor de los doctores se me hace de las más valientes profesiones.
Además, eso de que a la primer dolencia corremos con el doctor es mentira completamente, si la gran mayoría de mexicanos nos autorecetamos sin ir al doc y más bien eso lo dejamos como la última opción.
12:23 p.m.
Guillermo:
ES URGENTE ESTE COMENTARIO:
Te hago una cordial invitacion para la presentacion del libro "MORIR EN LA CIUDAD DE MEXICO" el miercoles 26 de Abril de 2006 a las 18:00 en el Museo de la Ciudad de Mexico, este libro es una maravilla de la cronica en el DF, te mando un saludo y ojalá puedas contactar conmigo para que este de invitado especial.
Alvaro Juarez. (Por si no ubicas nos conocimos en 9 hace como 12 años).
3:31 p.m.
Fifí o no fifí?
4:40 p.m.
Iba a narrar la anécdota de un reimplante molar, pero viendo tal zalamería en los comentarios, no quiero desentonar.
10:44 a.m.
Y tú cuando escribes
¿a dónde dibujas al diablo?
8:02 p.m.
Sì, yo tambièn puse un comment... ¿y?
4:36 p.m.
Es mi primera vez por acá y tampoco te he leído antes, lo gracioso es que tengo un amigo que si te conoce y no le caes muy bien, por eso, ahora que vi tú link en otra página, no pude resistir la tentación.
Contrario a lo que dice mi cuate, me caiste bien.
Saludos.
Por cierto, yo trato de no ir al dr. aunque trabajo con uno que se dice serlo.
2:59 p.m.
Qué onda!
Pues resulta que soy de Guadalajara, y estoy interesadísima en vender tus/sus revistas de Moho.
Cada que puedo voy a la FIL en búsqueda de más de su sátira, pero es muy difícil encontrarlos, o por lo menos no tengo idea en donde más puedo conseguirlas... entonces, hacemos trato?!
11:14 a.m.
Yo tengo varios amigos medicos que son poetas,son los unicos a los cuales voy cuando tengo un achaque.
Divertido es tu blog.Yo tambièn soy escrito y vivo en Madrid,te invito a visitar mi espacio:
http://leozeladabrauliograjeda.blogspot.com/
Un abrazo desde España.
11:14 a.m.
Escritor debi decir
6:02 p.m.
Maestro Fadanelli, he oido mucho de usted aunque confieso que en mi exilio doctoral nunca me ha caido uno de sus libros en las manos. He de corregir tal error a la brevedad. Por lo pronto, expreso aquí mi placer por hallar su blog gracias a Mir.
11:55 p.m.
Espero que puedas publicar pronto, debo decir, bajo los influjos de dos caguamas y media, que cuando publicaba en Diversa, mis artículos quedaban detrás de tu columna, estaba chido.
8:00 p.m.
A mí a los 15 años me operaron de una varicocele en el testículo izquierdo. Tuve una hermorragia y fui reintervenido. Ahora a mis 19 años, padesco de impotencia sexual a consecuencia del violento hematoma.
10:59 a.m.
hubieras sido un buen emilio: el coraje que infunde vivir con los días que a uno le quedan, sin ningún tipo de delación o pacto con la muerte. eso es vivir completos, según rousseau. eso quería que los maestros enseñaran a los aprendices del mundo, aunque no sé si consideró que el aprendiz podía marear su coraje con alcohol.
12:49 p.m.
SALUDOS
ESTUVE EN LA ULTIMA FIESTA A LA QUE ASISTISTE EN MTY TE DEJO EL LINK PARA VER EL VIDEO http://musica.enmonterrey.com/index.php/2006/07/08/fiesta-fiesta/#more-486
9:26 a.m.
Yo odiaba a los hospitales y medicos.Hasta que tuve tuve como alumnos de mi taller de creaciòn literaria a medicos no pise un hospital.Ahora son mis amigos y cuando voy a sus consultan hasta me leen sus poemas.
Un abrazo desde Madrid.
3:20 a.m.
Un saludo desde Guadalajara.
Realmente pensaba que tenías canas en las neuronas: tus palabras te hacen ver más viejo.
Sigue así Fadanelli.
8:29 p.m.
El ir a consulta resulta un tanto erótico.
Si yo voy (cualquiera que sea la especialidad) es porque espero ser tocada, porque quiero que me meta los dedos en la boca, que me abra la blusa, que me separe las piernas, que se me acerque al oído y suspire, que me vea directamente a los ojos y perversiones de ese estilo.
Tengo que programar una cita de esas. ¿Estaré tan fea como tu tía?
1:26 p.m.
saludos, dejo un link http://cortey.blogspot.com Inauguro blog alentado por el feliz pensamiento de que gracias a todo lo que habla en mi discurso (que no es mío) y en el suyo (que tampoco le pertenece), aunque sólo entremos a al blog ud., yo y supongamos tres más, sumaremos mínimo 150 años -en tal acumulación de tiempo algo digno debe haber- y seremos como mil hablantes, conjurando así el fantasma del punto de vista único y la certeza o, lo que es igual, del aburrimiento y la locura.
3:05 p.m.
hola, me gustan tus escritos, si me lo permites voy a colocar un fragmento de éste, en mi blog ok? pondré tu nombre y la direccion de tu blog.
4:33 p.m.
El doctor es usado como una metáfora de indulgencia para expresar la apatía a las situaciones del mundo monótono y cómo alguien más podría curarlo cuando uno no es capáz de hacerlo. El único antídoto que encuentro útil para atacar tales desvariaciones psico-motoras, es la mentada creatividad;usandola, con responbilidad desde luego, se pueden desarrollar un pensamiento crítico de tono subjetivo, como el siguiente que se le podría hacer a cualquier ciudad-ano de exigua concerniencia relativa.
Hay un hecho irrefutable: la mayoría de la gente es profundamente subnormal. Y es así, no hay mas vueltas que darle. Es por ellos que en las tazas de café del McDonalds hay advertencias del contenido caliente de la misma. Es por ellos que asignan un turno peatonal en el semáforo al cruzar la calle. Es por ellos que pintan los muros con un 'prohibido anunciar' cuando es lo primero que hacen. Es por ellos que en el autobús te advierten a no bajar hasta que éste esté completamente detenido.
Una vez claro esto, queda otra cuestión: ¿Si los subnormales son la mayoría, entonces no son ellos los normales? Entendiendo por subnormal, el que está por debajo de lo considerado normal, y entendiendo normal por algo que sigue una norma. Si la norma es ser subnormal... entonces el subnormal es el normal.
Un poco confuso ¿verdad?
! /)
(\_/)________/ /
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(M) (O_ , (___) (___)
By www.alekgraphs.tk
10:29 a.m.
UN ABRAZO SINCERO Y CON MUCHO CARIño DONDE TE ENCUENTRES....
ALEJANDRO PAEZ Y DINORA
5:08 a.m.
Fadanelli; ya Iván Illich, en "Némesis Médica" había hecho una crítica aplastante al modelo médico "moderno" así como a sus disparadores de recetas (los médicos). Coincido contigo jamás podré llevar buena relación con ellos. La pose, el "prestigio", el "éxito profesional" y pendejadas de ese tipo es lo único que los mueve (además del dinero, que en su caso se da por supuesto) Un saludo fraterno.
10:24 p.m.
Fadanelli necesito ubicarte por asuntos de derecho de autor.
Soy director de teatro en Chile.
Lo he intentado por medio de Anagrama pero aun no tengo respuesta.
mi Mail: ensimenor@hotmail.com
8:31 p.m.
O como dice Mayakowski... ¨Prefiero morirme de Vodka que de aburrimiento¨
V
9:06 p.m.
Nadie conserva en estos días el carácter suficiente para vivir tan sólo unos cuantos años.
Brillante!
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