No es fácil encontrar un filósofo que despliegue su saber más allá de los límites impuestos por la Academia. La mayoría modifican o perfeccionan filosofías manteniendo hacia ellas una prudente distancia, evitando ser así contemporáneos de los hombres para serlo de las ideas. No es fácil que el filósofo moderno tome cuerpo y se guíe por sus instintos, que toque las cosas haciéndolas personales, que se adapte a ese modelo de filósofo para el que, según Nietzche, nada, absolutamente nada, puede resultarle impersonal. Un filósofo en cuyo cuerpo se inscriban los acontecimientos y se modifiquen merced a la sensibilidad y a las pulsiones que la estimulan: difícil de encontrar ahora que la mayoría matan su cuerpo para que nazca la idea. Todos los hombres son filósofos sólo que algunos lo son más que otros: esta es una idea de Popper a la que podría añadirse la afirmación de que algunos pensadores se encuentran también más cerca del sistema que de los hombres, sus ojos no están puestos en la tierra y sus ideas suelen resultarle ajenas a cualquiera que no posea una mínima erudición acerca del tema. No sucede así con Jean Baudrillard, escritor y pensador francés que parece haber apostado por una filosofía que no renuncie a decirnos algo acerca de las cosas del mundo. Un escritor que se ha desplazado a esa línea donde la alta y baja cultura se unen haciendo perdediza su frontera, allí donde la sociología ya no puede dar fe de los hechos y la filosofía requiere de un poco de fantasía para aprehender a través de la literatura los modos como la realidad se presenta. La escritura de Nietzsche nos mostró que la filosofía no puede desligarse de la literatura, los hombres piensan porque son capaces de decir lo que piensan, si el filósofo no es un buen escritor se encuentra por lo regular en manos de sus interpretes, es el pretexto para que ellos lleven agua a su molino.
Lyotard pensaba que si uno afirma poseer una idea clara y al mismo tiempo se reconoce incapaz de explicarla, lo que en realidad sucede es que no tiene ninguna idea: si no puede explicarla es que no ha logrado aprehender a la idea. Algo parecido suele suceder con la filosofía, si uno no es capaz de escribir con claridad acerca de su pensamiento probablemente es que su pensamiento no es transmitible a los hombres, permanece en el mundo ideal, nunca se hace palabra y por lo tanto nadie puede dar fe de su existencia. Para comenzar un estudio acerca de Jean Baudrillard habría que decir entonces que, como escribí antes, es un filósofo más cercano de los hombres que de las entelequias, y además que es un magnífico escritor. De sus libros escribiré después. Si es que puedo.
Lyotard pensaba que si uno afirma poseer una idea clara y al mismo tiempo se reconoce incapaz de explicarla, lo que en realidad sucede es que no tiene ninguna idea: si no puede explicarla es que no ha logrado aprehender a la idea. Algo parecido suele suceder con la filosofía, si uno no es capaz de escribir con claridad acerca de su pensamiento probablemente es que su pensamiento no es transmitible a los hombres, permanece en el mundo ideal, nunca se hace palabra y por lo tanto nadie puede dar fe de su existencia. Para comenzar un estudio acerca de Jean Baudrillard habría que decir entonces que, como escribí antes, es un filósofo más cercano de los hombres que de las entelequias, y además que es un magnífico escritor. De sus libros escribiré después. Si es que puedo.